Los demócratas están de repente luchando para solucionar el problema que era impensado: la elección del próximo presidente del partido a nivel nacional.
El Comité Nacional Demócrata, señaló que Debbie Wasserman Schultz, iba a ser reemplazada como presidente. Pero no se suponía que ocurriera hasta enero, y la incómoda pregunta de quién va a servir como el próximo jefe es ahora una interrogante.
Mientras que la presidenta interina Donna Brazile, es una incondicional del partido y desde hace mucho tiempo amiga de la familia Clinton, se desempeñó como directora de la campaña de Al Gore, planea ofrecer servicio hasta enero de 2017, más de una docena de nombres que ya están circulando como sus posibles sucesores.
Antes de la renuncia de Wasserman Schultz, después de cinco años en el cargo, en conversaciones con más de 50 líderes de los partidos a nivel estatal y nacional, gran parte de la especulación se centró en la ex gobernadora de Michigan Jennifer Granholm.
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